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Un nuevo adversario y varias situaciones adversas.

Tras una extraña noche en el camping de Altomira y de haberme paseado por los callejones de Navajas, su pequeña población, a pies de una colina. Me daba la impresión de haber estado en uno de esos pueblitos agrícolas del medioevo, callejones de piedra, construcciones en su mayoria de muros de grandes rocas, madera y  hierro forjado. Poblacion transitada por tractores en medio del centro histórico al anochecer, terminando las faenas diarias con una buena caña y una tapa en la plaza mayor, parece ser la costumbre.

Con esta memoria y lleno de entusiasmo, tras haber sobrevivido a la invasion gatuna de la madrugada, me tomo el tiempo necesario para preparar todos los equipos y armar las alforjas para continuar el recorrido por la via verde de ojos negros, buscando según mis cálculos la siguiente población donde podría considerar pernoctar en caso de que el agotamiento físico o psicológico me impidieran continuar el trayecto hacia la ciudad de Teruel, ubicada en la provincia del mismo nombre dentro de la comunidad autónoma de Aragon.

 Con la mira puesta provisionalmente en Barracas, una población por la que cruza la via verde, me decido a continuar con ánimos la ruta. A menos de veinte minutos de pedaleo, me encuentro con el embalse donde pretendía acampar, si no hubiese aparecido el camping Altomira. Allí, hago una breve parada para mirar el mapa y apreciar la espectacular vista que se tiene del valle y del pantano.

       
          Embalse del Regajo


Continuo la marcha entrando a un territorio un poco mas montañoso, a medida que bordeaba el pantano, atravesando un par de túneles para sobrevenir el accidentado terreno. Los túneles siempre son motivo de emoción, no se por que, pero es "cool", cruzarlos e imaginar por un momento el antiguo ferrocarril pasar por aquí a toda maquina. Ademas, siempre vas encontrando ruinas relacionadas con la actividad, antiguas paradas, las estructuras abandonadas para cargar los vagones de mineral, o ductos adaptados para llevar el agua a depósitos que servirían para  repostar las maquinarias de vapor de la época. De esta manera siempre logro distraer la mente de la constante y rutinaria marcha, el esfuerzo físico por transportar mi equipaje y mi persona.

Justo cuando caigo en cuenta del aspecto físico del viaje, es cuando sin previo aviso aparece un nuevo adversario, que me haría lenta la marcha, pondría a prueba mi resistencia física y mi voluntad, ya que el, es capaz de desmoralizar a cualquiera, en estas condiciones.  Justo cuando se que estoy por llegar al primer descanso cerca de la explanada de Viver,  empiezan a soplar ráfagas y aparece el viento,  me hace muy  difícil el pedaleo. El viento es tan fuerte que me hace bajar de la bicicleta en varias ocasiones y continuar a pie por tramos, así empieza una etapa que supondría hasta el día, la mas extenuante, debido a que no solamente era viento, sino que también era viento un poco helado.

Al llegar Viver, hago una parada técnica, para llenar mi deposito con chocolate y un bocadillo (sandwich, sanduche, emparedado), y contemplar la explanada de viver, lugar donde tambien coincide la via verde con parte del sendero de gran recorrido 7. Aquí existe la particularidad de que se pueden apreciar elementos conservados de la historia bélica de España. En Viver, se formo un importante frente de resistencia y presencio importantes batallas durante la guerra civil española de 1936, la conocida guerra de Levante. Se pueden observar restos de trincheras y búnkers, estratégicamente ubicadas para detener la avanzada del enemigo.


Con mi deposito de combustible lleno, parto de Viver en busca de la explanada de Barracas, siguiendo en paralelo las vias de renfe que unen Valencia con Teurel, me enfrento nuevamente al intenso viento, con la particularidad de que esta vez, la cuesta es mas pronunciada y se extiende por varios kilometros. Es así, como la paciencia pasa a jugar un papel fundamental en mi actitud para poder superar este tramo del trayecto. La mayoría lo intento hacer pedaleando, pero en repetidas ocasiones me toco ir a pie empujando, total no había ningún apuro. En estos casos es cuando me decía, quien coño me mando a meterme en este peo.


Luego de una hora insufrible logro ver un poco de vida, cuando de pronto se asoman en la llanura unas inmensas hélices, era un campo minado de turbinas eólicas, es decir, estaba en una zona que era propicia para grandes ventarrones. Sin embargo, justamente en esta parte del trayecto me cruce con unos ciclistas que venían, en el mismo plan que yo, pero en sentido contrario. Una pareja de españoles jóvenes que ademas de traer sus alforjas, traían un pequeño remolque, que al asomarme a curiosear, me di cuenta que era un bebe de unos 3 añitos, forrado hasta arriba de abrigos, que dormía plácidamente. Pues hay que ver, que la maternidad o paternidad, no es obstáculo para la aventura.




                                          
                                             Turbinas Eolicas, Barracas

Ya entrado en la explanada de Barracas solo faltaba llegar a su población y a la zona recreativa que tenia pensada, para ubicar mi campamento itinerante y clandestino por supuesto. Al llegar a la población agotado de la jornada, entro a la localidad en busca de una comida copiosa. Es así como sigo una de las reglas elementales de viajeros de carretera, donde hay camioneros, seguro que cumple con las tres B, Bueno, Bonito y Barato.  Así, voy buscando la salida de la población, donde se encuentran estos restaurantes de paso, cuando de pronto, siento la bicicleta ligera como una pluma, seguidamente  escucho un estruendo y la sensación de estar arrastrando algo, para mi sorpresa, mi porta equipajes se había roto, tirando al suelo las alforjas, que seguían colocadas y el porta equipajes seguía sujeto a la bici, por la base. Al analizar rápidamente la situación y ver el daño, se había roto la parte de aluminio que sostiene al porta equipajes por la parte de arriba al cuadro de la bicicleta, bajo el sillín para ser exacto. Hago uso de mis dos mosquetones de seguridad y mi cordino, que empaque en Calpe, y menos mal. Por un segundo me dio la pálida, pensé que el viaje estaba en riesgo de ser cancelado, pero logro resolver con el cordino y los mosquetones rápidamente. Y entro a comer ya que no podía pensar mucho con el estomago vacío.



                                        
                                            Arreglo improvisado


Luego de comer, sin perder mucho tiempo y comprobando el estado de mi porta equipajes, continuo buscado el área recreativa de Barracas, que encontré a media hora de pedaleo de la población de Barracas, aquí llego a las cuatro de la tarde aproximadamente. Recargo agua, descanso, estudio la zona y me doy cuenta que no hay zona de acampada como había creído. Me siento un rato a ver los mapas y estudiar la posibilidad de llegar a la población siguiente mas cercana, estaba muy cerca de la frontera con la provincia de Aragon y estaba consciente de que venia el tramo con mayor desnivel de todos. Así se me paso el tiempo hasta que de repente veo pasar a un ciclista a todo pedal bajando, de pronto se devuelve a tomar un poco de agua, y es así como conozco a Paco, un profesor de matemáticas retirado, de 55 años, quien me dice que aun tiene sed de aventura y que la juventud brota de sus poros, financiado por el "incerso" y el aporte de cuatrocientos euros que el gobierno hace a las personas retiradas, para mi sorpresa viajaba igual que yo, con la tienda a cuestas para poder acampar en donde le agarrara la noche o en los campings. Es así como Paco me animo a quedarme allí y el continuo su camino.

Luego de una rigurosa inspección de la zona me adentro un poco en el bosque y encuentro un lugar ideal para colocar la tienda, ya son casi las seis de la tarde y la noche estaba a punto de caer y dejarme sumergido en un negro intenso. Me apresuro y monto la tienda, preparo todo y salgo al camino a verificar de que el campamento no sea visible. Todo listo para pasar la noche. No hacia mucho frío, estaba muy tranquilo, en comparación con el pequeño ataque de paranoia que me dio en el Monasterio de Gillet.

 Así pues decido que voy a leer un rato dentro de mi saco de dormir, relajado, todo perfecto, hasta que escucho, unos ronquidos a la distancia, o algo así, al poner atención escucho el crepitar de las ramas que se rompen  a medida que los sonidos aumentaban, al darme cuenta ya tenia al animal prácticamente al lado, o al menos así se escuchaba, así pude identificar que eran los gruñidos de un jabalí que suelen haber en habitad salvaje por estas praderas. En ese momento, me quede frío, apague todo lo que tuviese luz y espere a que viniera a curiosear al campamento, prácticamente no respiraba, tenia en cuenta que estos animales son sumamente agresivos, vaya pálida que me dio. Al fin y al cabo después de como media hora sin mover ni un pelo, no volví a escuchar al animal y salí a ver, alumbre con mi frontal en todas direcciones y no pude ver mucho. Aprovechando esta oportunidad, decido aplicar una técnica, algo primitiva y salvaje ya que no tenia ninguna otra herramienta, marque un perímetro alrededor de la tienda de campaña y  lo orine, en plan marcando el territorio, no se me ocurrió nada mejor en el momento y así termino un día con sus altibajos.

                                   
                                       Campamento Barracas











Via verde Ojoso Negros, el comienzo.

Viajando en solitario, un dialogo introspectivo por superar mis limites. Siempre se puede llegar un poco más allá.


Despues de una noche un poco extraña,en las inmediaciones del monasterio del santo espiritu, me levanto a primera hora con las campanadas de la capilla y empiezo sin contratiempos con la rutina que me acompañara en casi todo el viaje, hacer las alforjas y montar el equipaje en la bicicleta para poder emprender la etapa del dia. 

En algunas ocasiones, tenia bien claro donde terminaria ese dia, en otras debo confesar que no. Asi pues, desde la poblacion de Gilet salgo buscando el poblado de Torres Torres, donde tiene comienzo oficialmente la via verde de verde de Ojos negros, que como ya he comentado es un antigua trayecto ferroviario. Recuperado por las instancias administrativas de cada provincia por las cuales discurre dicho trayecto, invitan al visitante a experimentar un poco de la historia de la explotacion minera llevada a cabo en la provincia de teruel y como se llevaba a puerto para su comercialización. Cabe destacar que la ruta discurre entre muchos puntos de interes paisajistico, asi como historico, puediendo contemplar en el camino zonas historicas de batallas de la guerra civil española, por ejemplo.

                              
                                 Torres Torres.

Dejando atras el monasterio, me dirijo por la nacional hacia el poblado de Torres Torres, un pequeño pueblo de calles estrechas, muy tranquilo, casi parece deshabitado. A la salida del pueblo, decido parar en una cafeteria, para despertarme con un buen cafe negro y aprovechar la oportunidad de conectar el telefono y recargar, mientras hecho el pendejo voy sacando informacion a los lugareños, de las   condiciones de la via, señalizacion, pendiente de la ruta, etc.

Ya con las pilas puestas, arranco en busca de la entrada y continuo hacia el noroeste. Para mi sorpresa, justo en una gran rotonda, que incorpora el trafico con la autovia, habia una señalizacion clara de la via verde de ojos negros. Asi pues empezo el trayecto de subida todo el rato por una pista digamos que medio asfaltada, ya que desconozco el nombre tecnico que utilizan para ese tipo de vias.

Inmediatamente la via verde me lleva por medio del campo y me siento en una autentica via ferroviaria de antaño al empezar a pasar por calzadas talladas en las laderas, pero mas aun cuando me encuentro con el primer tunel de los que atrevesare en esta ruta. Es cierto que la via verde, es un itinerario recomendado en sentido contrario, de bajada, de esta manera es mas acesible a todos los niveles, ya que se trata de un recorrido de 160 km aproximadamente, que pienso disfrutar y hasta este momento no habia pensado con claridad muy bien cuales serian las paradas, en fin, para eso llevo a cuestas una tienda de campaña de casi dos kilos, destinada a la clandestinidad de la acampada.


      
          Tuneles de la vía verde, equipados con luces automáticas ( sensor de movimiento)

 Continuo entusiasmado por el inicio del recorrido, entre cultivos de naranjos, olivos y valles que empiezan a mostraerme la cara del otoño,  por un camino que me llevaria hasta la poblacion de Altura tras unas cuantas horas de pedaleo. En este recorrido, lo tenia algo claro, es decir, sabia donde terminaría. Buscaba el embalse del Regajo donde habia otra zona de acampada como la del monasterio.

Al principio del dia siempre desborda el entusiasmo, de lo nuevo, lo desconocido. Pero en estas aventuras de largo recorrido y resistencia siempre terminan trasnformandose en algo dificil de llevar si no se esta acostumbrado a ello, pues pasan las horas, empiezas a sentir el peso que llevas en las alforjas, y creanlo o no empieza el deposito de combustible a prender el bombillo indicativo de que estas por quedarte varado a mitada de camino a menos que lo llenes provisionalmente con una galleta achocolatada, alta en azucares, carbohidratos de rapida absorcion, que permitiran llegar a destino.Eso si, este tipo de combustible, tiene sus respectivas consecuencias, en cuanto a las emisiones que liberamos a la atmósfera, no se crean que es cien por cien ecologico. (Jejejeje).


Al llegar a la poblacion de Altura, el camino revienta en el camping municipal, y alli continua por el pueblo, sin embargo me he detenido a pedir indicaciones, ya que el rastro se pierde por algunas obras que se realizan en parte del camino, pero la gente siempre amable, te hecha una mano y te apuntan el camino y aprovechan para cureosear a donde vas. Despues de ponerme nuevamente en la via, que discurre entre pinos con una pendiente suave, empiezo a notar un poco la fatiga, pero tambien la pendiente significa que pronto alcanzare el embalse, luego de unos minutos rodando me encuentro en un dilema, pues en plena via verde, en la poblacion de navajas hay un entrada de acceso directo a el camping Altomira!, que cool, viendo mi ubicacion con respecto al embalse, decidi optar por una ducha caliente y una zona de acampada segura. 

En el camping, eligo una parcela arriba del todo, cerca de los baños, limitando con la montaña. Un camping estupendo, sin embargo, he conseguido resistencia, no era el unico que quería la misma parcela y asi paso a ser una disputa por el territorio con un par de felinos que tuvieron la desfachates de orinarse encima de una de las esquinas de mi tienda de acampar, diciendome: "hey tu, esta tierra es mia, o te vas o te meo" y asi pase la noche escuchando a mis enemigos merodear por mi campamento a altas horas de la madrugada.

     
        Entrada del camping Altomira, en la poblacion de Navajas. 





Primeras Impresiones.



Es  sorprendente cómo la perspectiva cambia cuando transitas o viajas en bici, todo parece mas real.


Hace ya siete dias que abandoné el Claustro. Recuerdo claramente  la noche del jueves, por cierto noche de Halloween, apenas pude dormir. Ya a las cinco de la madrugada estaba revisando los últimos detalles para salir a rodar. Es la primera vez que salgo con tanto peso en la bicicleta, alforjas, tienda (carpa), etc. El comienzo de la ruta es cuesta arriba, para superar unas colinas que me darían paso hacia la carretera nacional, y por ende, hasta Valencia. 

Esa mañana fue particularmente fria , como una especie de recordatorio de que el invierno ya venia. Una vez superada la cuesta miré hacia atrás y me despedi por última vez de Calpe y su peñon, mientras sentia  cómo los dedos de las manos se me entumecían un poco debido al frio. Sin embargo, la emoción de salir en este viaje me hizo olvidar rápidamente de todos mis males  a medida que me aproximaba a la población de Teuleda. Esta población seria mi limite de lo conocido, de aqui en adelante ya todo seria nuevo. 


     
         Panel informativo de los senderos de calpe enfrente del claustro.


 A medida que salia el sol entraba en calor y cuando me di cuenta ya llevaba un par de horas en la carretera. Siempre se ven otros ciclistas por estos lados, no me sentia tan solo. Asi pues, pensando en lo que dejaba atras y las experiencias que vendrian, me dieron las nueve de la mañana en la poblacion de Oliva, aqui deberia de buscar la entrada para vivir mi primer encuentro con las famosas vias verdes.

Todo comenzó  con una batalla campal contra el  Google maps para encontrar el inicio de la via verde, lo cual a su vez se juntaba con los nervios de que se me descargara el movil, ya que no sabia donde iría a  parar ese dia o si tendria algo de electricidad para recargarlo, vaya melodrama el mio!.En fin, la entrada no aparecia, lo que me hace recordar que la via no esta bien señalizada desde la carretera. Por ésta y otras razones es aconsejable siempre llevar un mapa impreso, por lo menos.

Después de dar un par de vueltas por Oliva, decidido a que mi sentido de orientacion triunfaría sobre la tecnología  de vanguardia; lamentablemente sin mucho éxito para ser sincero, termino sentado en el casco historico de Oliva, distraido por algo mas importante que el rumbo; el hambre. 

En Oliva, como en casi todas las ciudades de la costa mediterránea, la influencia de la cultura árabesca es notable, asi como su patrimonio religioso. Su casco histórico cuenta con una recorrido turístico que muestra las principales iglesias y los restos bien conservados de los muros cuando la ciudad fué fortificada.

       
           Iglesia en Oliva

Luego de la breve pausa, ya con la barriga llena, se me prendió el bombillo y logré descifrar dónde estaba la entrada de la via verde, rápidamente adentrándome en ella, entre grandes campos de naranjos. Es interesante observar el meritorio esfuerzo realizado para recuperar este tipo de vias de comunicación para el desarrollo turistico de la región. De esta manera se ofece un producto alrededor de dichas vias, que no solo sirve para  el disfrute de los habitantes, sino a su vez permite el tránsito a quienes,como yo, decidimos por una  alternativa sostenible de hacer turismo, cicloturismo. Mas adelante nos adentraremos en la protagonista de las vias verdes que por suerte he decidido recorrer, La Via Verde de Ojos Negros.

 Volviendo otra vez a Oliva ,la primera via verde, La Safor, cuenta con tan solo diez (10) kilometros, y así nos damos cuenta de  cómo va la trayectoria. Esta aceptablemente equipada, tiene áreas de descanso y el suelo esta asfaltado o es de tierra compactada. Es asi, como en un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba en Gandia, donde sin dar muchos rodeos y viendo la hora que era, las diez y media de la mañana, (10:30 am) decidi continuar  mi camino hasta Valencia.



                              
                                 Entrada via verde en Oliva


Es asi como felizmente, coloco mi GPS, para salir de Gandia y continuar por la carretera nacional,  la que me conduciria a Valencia, buscando entrar por el parque natural de la Albufera.

A los poco kilómetros luego de seguir las indicaciones del bendito GPS, me doy cuenta que me encuentro en una autopista, que pálida!, tremendo susto tenia, porque esta prohibido el transito de ciclistas en estas autovias y aqui te multan hasta por vestirte mal. Lo cierto es que no me quedó mas opcion que continuar, hasta la salida mas próxima, la cual extrañamente me llevó a los caminos alternativos o rurales  que conectan las ciudades de la costa. Aqui me di cuenta inmediatamente de que estaba en el lugar correcto cuando empecé a ver los pelotones de ciclistas ir y venir.

El camino empezó a hacerse eterno, y pensé que me habia pasado de goloso con los kilómetros, debia  recorrer 140 km en total para llegar a Valencia. Se me hizo monótono, tedioso, solo me distraia del cansancio mi pasar por los pequeños pueblos, con la mirada atenta, cureoseando, viendolo todo. Luego de  mas de 120 km el agobio empezó a apoderarse de mi, pero ya sabia que estaba cerca del destino, empecé a ver la playa a mi derecha, un litoral que se extendía por kilómetros y kilómetros, no me resisti y me detuve a verlo. Finalmente,  a los 130 km apareció el verdor y el fresco del parque natural de la Albufera, alli me quedaria en el camping Coll Vert un par de noches, finalizando mi improvisada primera etapa.




                              
                                 La playa kilometrica, al fondo Valencia.


                             
                                Avisos del parque natural



         
           Camping Coll Vert









Las artes, las ciencias y un monasterio.

Valencia es una ciudad, en la que su administración ha decidido  apostar por un modelo de desarrollo  turístico. Esto, claramente visible en su conjunto de museos, auditorios y una impresionante riviera acondicionada para el disfrute de los Valencianos y por supuesto, de los visitantes. Conocida como la ciudad de las artes y las ciencias, Valencia es más que eso. También ha sido sede de importantes eventos al poseer una infraestructura de primer nivel, como el circuito de Formula Uno, así como el de Mónaco, pasa por  en medio de la ciudad. Una ciudad de contrastes con playas, montañas y espacios naturales peculiares como la Albufera.

Desde el camping Coll Vert, tras haberme recuperado de mi extenuante travesía, decidí salir a conocer los alrededores. En concreto, El Saler, pequeño poblado adyacente al parque natural de la Albufera. Por cierto, este parque contiene un interesante ecosistema que vale la pena deternerse a ver, solo por curiosidad. 

Lo que mas me sorprendio del lugar, es que alrededor de esta laguna litoral, hay cientos de kilómetros aprovechados para el cultivo del arroz, pues sí, cultivan arroz. Descubrimiento que hice mientras comia una deliciosa paella Valenciana para llenar el tanque de gasolina.

El Saler, está conectado con la ciudad de Valencia con un transporte público, digamos regular, pero te lleva al centro y tiene como destino final las inmediaciones de Renfe, eso si, no traten de buscar la informacion de la linea ni los horarios; caso perdido. Una vez en el centro, recorde cual era mi misión, tenia que equiparme con algunas cosillas para la ruta, asi que como cosa rara mia, me pasé la tarde metido en el Decathlon, creo que tengo un ligero problema de adicción con esa tienda. 

Esta vez, no recorri turísticamente a Valencia, pues ya habia estado antes en la zona turística, en concreto en el Oceanographic, que vale la pena visitar si se tiene el tiempo y el dinero.También dar un paseo por la riviera del rio y disfrutar de las áreas verdes, mientras se contempla la increible arquitectura del museo de ciencias, es otra alternativa más economica.

Volviendo a la aventura,  después de una tarde en la ciudad,ya bien equipado empecé a preparar el trayaecto hacia lo que seria mi destino para pasar la próxima noche; El Monasterio del Santo Espiritu, en las cercanias de la población de Gilet.


                                  
                                      Valencia, la ciudad de las artes y las ciencias


Para llegar a mi próximo destino, era necesario primero atravesar toda Valencia. Por eso, el domingo por la mañana me parecieó el momento mas oportuno. La ciudad  era solo para los deportistas, bueno para quienes madrugan, porque hay dos clases, los buhos y las alondras, es decir, quienes salen a ejercitarse de noche y quienes lo hacen de madrugada.



                                     
                                         Adios Coll Vert, El Saler. Valencia

Atravesé  Valencia hasta  llegar a la sede de la Politécnica, en donde inmediatamente vi el comienzo de la Via Verde Xurra, que con sus 15km, me llevaria entre plantaciones diversas, hasta el poblado de Pujol. Esta via verde, es super facil, plana en su totalidad, y los domingos llena de vida: ciclistas, personas corriendo, caminando, patinando, etc. 

Ciertamente, las personas necesitan de este tipo de desarrollo de infraestructuras y acondicionamiento de áreas, que permita el contacto con la naturaleza, es lo adecuado para el bienestar humano. Estamos empeñados en atropellar a la naturaleza y mantenernos al margen de ella cada vez mas, pero lo cierto es que instintivamente buscamos en nuestros momentos de ocio, volver a ella, yo por mi parte, me entrego a ello, tanto fue asi que ni una foto tomé de la ruta.

En fin,  la Via Verde Xurra me llevó por varios pueblitos tradicionales de la provincia, con dos caracteristicas sobresalientes, la fuerte creencia cristiana y su pasión por las ferias taurinas, por cualquier pueblo que pasaba, siempre se veian amontonadas las defensas y jaulas que usan para estos eventos. Asi trascurrió mi camino sin mucha novedad pero placenteramente hasta que llegué a la poblacion de Gilet y a su Monasterio.



      
          Monasterio del Santo Espiritu, Gilet. Valencia.


Ese dia llegué temprano a mi destino, encontrándome con todo lo que solía ser los alrededores del monasterio, repletos de domingueros haciendo la barbacoa. Logro escurrirme entre ellos. Siempre hay curiosos que me preguntan mucho, no falta alguien queriendo saber de dónde venia. Después de todo no resultó ser tan malo como creia, pues los muchachos que me preguntaron, eran ciclistas y me dieron varios consejos de la Via Verde de Ojos Negros, no hay mal que por bien no venga.

Viendo aquel bullicio dominguero, decido poner mi tienda de campaña, en la zona estableciada para ello, a las dos de la tarde (2pm). Guindo mi hamaca, abro mi saco de dormir, todo estupendo, hasta que escucho unas motos acercarse a la zona. Resultaban ser dos guardias civiles forestales,que al percatarse de mi presencia tan acomodado alli a mitad de dia, me pidieron amablemente mi permiso de acampada, y pensé-" ostias!, que coñazooo, ya me van a venir a joder".

Tras una charla de 10 minutos sobre la legislacion de acampada de la Comunidad Valenciana, el guardia decide preguntarme mis planes, que al enterarse que me dirigia al Pirineo central Aragonés, se entusiasmó por haber vivido alli  su "adiccion al montañismo", como me dijo. Al final del cuento, el guardia terminó dándome consejos de la ruta y me recomendó que si tenia q acampar en medio del camino que lo hiciera bajo ciertas reglas, que eran obvias, como por ejemplo: no montar campamento a medio dia.


       
          Campamento en el Monasterio del Santo Espiritu.


Y asi casi termina la segunda etapa de este recorrido, con una noche que creia que pasaria íngrimo y solo, un poco asustado debo confesar, pero la cual pasó a ser una especie de "rave", porque unos adolecentes  decidieron subir a acampar a las tantas de la noche, y  se terminaron durmiendo a las cuatro de la madrugada. Sin embargo, no me quejo algo dormi y asi sali al dia siguiente, prófugo de la ley de acampada libre española hacia lo que seria el comienzo de la parte del recorrido mas increible hasta el momento, la Via Verde de Ojos Negros.














                                 






KM 0

El km 0 ...¿o cómo se metió esta locura en la cabeza?

Calpe es una  pequeña población ubicada al norte de la provincia de Alicante, provincia que está en el extremo sur de la comunidad autónoma de Valencia. Este peculiar pueblo dominado por una geografía impresionante, nos da la bienvenida con su imponente Peñon de Ifach.Clavado en medio del litoral, el peñon sirve como referencia para dividir las dos playas mas importantes de Calpe, la playa Arenal-Bol y la Fossa. Un destino turístico preferido por los franceses y por los ingleses ("guiris" como les dicen aqui). De hecho desde que llegué, es evidente la invasión del norte que padece el pobre pueblo. Un coñazo para la paz y la tranquilidad de la región, pero excelente para el desarrollo turísitco; llueven los "pounds"(libras esterlinas).


       
           Panorámica desde la cumbre del Peñón del Ifach, a la derecha la Fossa y a la izquierda Arenal-Bol, como referencia.



Este lugar extraodinario, con las sierras de Oltá y la Sierra de Bernia custodiando por atrás la costa, es perfecto para la aventura. Un paraje turistico de la conocida costa blanca que limita con el mediterráneo. ¿Qué mas podia pedir?, playa, montaña, rutas para bici, incontables paredes para la escalada en roca. Mi decision de  venir a Calpe estaba muy clara. Lo cierto es que,  parecia ser yo el único loco que decidía internarse en los senderos tradicionales de Calpe o en las sierras, porque todo el mundo preferia dedicarse al misterioso arte de hornearse vivos en la arena, despues de una tremenda borrachera. Aunque esto me recuerda un poco a las morsas del ártico que pasan dias tiradas a la orilla del mar y solo se mueven para alimentarse o aparease, cualquier coincidencia es pura casualidad.

Sin embargo, la motivación principal de haber venido a Calpe fue la oportunidad de trabajar en el sector turístico, en el cual me desempeño profesionalmente. A través de esta experiencia nutrí en gran medida mis conocimientos de lo realmente importante, LA AVENTURA. Es por esto que, me he pasado los últimos cinco meses retándome, tratando de correr mas alto, de rodar mas lejos, de sentirme cada vez mas vivo, esperando a que algo se me ocurriera y asi fue.

Por casualidades de  la vida, cuando llegué  a Calpe me ubicaron en una casa grande y antigua a treinta y cinco minutos del centro, sin tele, sin internet y casi sin señal para el teléfono movil, es asi que a los dias me entero que me alojo en nada mas y nada menos que el famoso "Claustro".Ya decia yo, que hacia una ermita al lado de la casa.Pues es asi como me enclaustré, desconecto con el mundo y conecto una vez más con las cosas que realmente me apasionan, el trial, la btt (bici todo terreno) y la escalada, durante un verano excepcional, en la costa blanca.

        
             Vista de las sendas en los alrededores del claustro, al fondo el peñon del Ifach


La ciudad, en si es muy pequeña, lo que hace de la bici tu mejor medio de transporte, ideal para pasearte por el centro histórico y buscar algun recobeco para sentarte a tomar un cafe. En Calpe se evidencia la antigua influencia de las culturas provenientes del noroeste de Africa, siendo una de sus festividades mas importantes, los desfiles de moros y cristianos, que conmemoran la histórica lucha por el territorio. Evidencia que está a la vista de todos al pasearnos por su casco histórico, de callejones pequeños y peculiares, cargados de detalles y colores que saturan los sentidos.


      
         Peñon del Ifach, visto desde la Fossa.
                                   

                                    
                                         Callejón del centro de Calpe.



De este manera, al llegar a su fin la temporada de verano en la región y su respectivo bajón ( parece el pueblo fantasma), me he decidido por salir de la rutina y embarcarme en una aventura, huyendo del notable estancamiento que sufre la region durante el invierno. Y así, decido pues dejar atrás lo que fue mi hogar y entregarme al nomadismo errante, cual hidalgo con mi fiel compañera de dos ruedas, siguiendo las temporadas turísticas, ahora me espera una aventura camino a los pirirneos.

La ruta que voy a hacer tiene su comienzo aquí en Calpe, el kilometro cero. Voy a recorrer por la costa blanca el trayecto que conduce  a Valencia. En la ciudad haré una parada para abastecerme y repasar la logística para el trayecto principal de esta ruta ciclo turística. Como bien saben quienes me conocen, no me gusta seguir las típicas rutas trilladas, por lo que he tomado varios itinerarios y los he adaptado a mis propias necesidades de aventura en busca de una experiencia auténtica, en la Península Ibérica, con un recorrido aproximado de 900km.

La ruta principal consiste en atravesar parte de la península, desde Valencia, buscando el norte hasta Huesca, conocida como la puerta de los Pirineos, y luego Benasque. Para esto, utilizaré los conocidos caminos verdes, que son antiguas vías de ferrocarriles que han sido adaptadas para el tránsito en bicicleta o a pie, incluso algunas están acondicionadas para visitantes con incapacidades físicas y tambien enlazaré con el atiguo camino romano que hoy en día es una ruta de peregrinos devotos a San Vicente el Mártir. Esta ruta esta acondicionada e indicada para transitarla a pie o en bicicleta y me llevará por el corazón de la provincia Aragonesa. 

Que comience la aventura!.